No pretendas. No finjas. Deja el descaro, que me lastima.
Prefiero que no vuelvas a mencionar el tema, y no que lo hagas como quien no
quiere la cosa. Como quien es inocente. Como si no tuvieras una maldita idea de
cuál es el problema. Como si de verdad te importara. Ya es tarde para fingir
inocencia o arrepentimiento. Ya no te creo absolutamente nada. Y cada palabra
que viene de ti alimenta un rencor que está matando los recuerdos bonitos que
alguna vez tuve. Cierra la maldita boca y no me jodas más. Si realmente alguna
vez fui importante, no me hagas más daño.
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