lunes, 24 de agosto de 2009

Respira

Escuché el sonido del silencio que quedó flotando en el aire una vez la puerta se cerró con fuerza. Esperé prudentemente un par de minutos más, casi conteniendo la respiración, como si el mínimo ruido alertara a todos los demás de lo que iba a hacer. Como si alguien se preocupara por lo que fuera a sucederme. Más allá de las apariencias y el mundo de la falsa preocupación con la cual se me acercaban. Más allá, incluso, de lo que tú dirías. Llevaba mucho tiempo jugando a la invulnerabilidad. Demasiado. Todos me creían, todos quedaban engañados por la fachada. Mi corazón se encogía y gritaba, mientras yo, con una carcajada, respondía a los acontecimientos del mundo exterior. Se parecía un poco a estirar una banda elástica para comprobar su resistencia. ¿Cuál era la mía? ¿Qué iba a pasar cuando quedara simplemente… rota? Cerré los ojos y corregí mis pensamientos. Enfrentaba el mundo con una carcajada a pesar de los problemas, porque en realidad era mi manera de superarlos, de dejarlos atrás. Lástima que todo tomara tiempo, y mientras tanto, en mis momentos de flaqueza, debiera recostarme contra la pared y dejar que las lágrimas corrieran sin cesar por mi rostro, para evitar convertirme en un objeto, en una muñeca falsa, o en una misántropa. Para evitar convertirme en lo que no era, y lo que no deseaba hacer de mí. Después de todo, la vida tiene momentos difíciles, pero esa no es razón para dejarse vencer.

jueves, 20 de agosto de 2009

Erikadas

¿Hemos hablado ya de las cosas que me pasan a mí y sólo a mí? Como lo del centro comercial... ah, y que hoy casi me caigo del bus. Otra vez. No pregunten.

¿Alguna otra para añadir a la lista? Bueno, mi evidente carencia de sentido de orientación. También... oh, bueno. Son demasiadas. Como cuando uno deja caer el celular en el agua, y no se da cuenta.

Es que hay gente salada, gente tonta... y yo.

Les contaré... ayer estaba muy feliz y campante en mi casita, cuando la vecina (otra miembro honorario del club de los salados) timbró para contarme que el apto se había inundado. Yo, como buena ciudadana que soy (?), tomé una toalla, un trapero y un montón de recipientes para ayudarla.

Al cabo de un rato de limpiar, y al ver que no llegaba mi mamá, fui por mi celular para llamarla, pero como no contestaba, me lo llevé a la casa de la vecina. Una vez me comuniqué, guardé el cel en el pantalón y seguí limpiando.

Ahora bien, no sé en qué momento se cayó y los hijos de la vecina lo recogieron. Sé que volví a mi casa y alcancé a hacer un par de cosas random antes de acordarme del teléfono y buscarlo en mi pantalón. Pero vamos, soy Erika. Debí suponerlo. Claro, se había caído.

Cuando me lo entregaron, estaba mojado. Lo expuse al secador un buen rato, y más tarde intenté prenderlo, pero no servía. Claro, ahí entra mi mala suerte. Es que resulta que no se pudo caer cualquiera de los celulares anteriores que he tenido, sino este, que, al ser herencia de mi primo, vale más que todos los anteriores juntos. Tampoco pudo ser el de mi nana, que es mucho más económico. Insisto, soy Erika.

¿La buena noticia? Esta mañana, antes de que cayera definitivamente en un colapso nervioso, decidió servir. Y la lección del día de hoy: Erikadas como esas me persiguen, y lo harán por el resto de mi vida.


Bueno, debo admitirlo. Esta entrada tiene su origen en que estoy muy entusiasmada. Vamos, ¿no creen que le hacía falta alguna cosa x al blog? Con tanto tinte emo... No es que los problemas se hayan evaporado. Pero... ¡Luna nueva se estrena el 27 de noviembre en Colombia! Es algo para... ser feliz. Muy feliz.

Sólo un ratito, ¿sí? Dedicaré un tiempo a mi pequeño paraíso privado: Una segunda parte que sé que estará mucho mejor que la primera.

Ahí se ven :)

jueves, 13 de agosto de 2009

Interrogación

Ya sé que la vida no es perfecta. He tenido más de 16 años para entender ese concepto. Sin embargo, ¿por qué cuando algo se arregla, todo lo demás tiene que irse al piso? Vamos, que la vida es bella a pesar de los problemas pero... parece que hay años en que simplemente todo confabula para complicarse a la vez, qué conveniente.

¿Cómo es que los seres humanos siempre tenemos la capacidad de culpar a los demás por nuestros errores? O incluso podemos simplemente generar problemas y ver cómo crecen frente a nuestras narices sin que realmente hagamos nada por arreglarlos. Todo sería más fácil si tuviéramos a la mano una guía para actuar de un modo específico frente a ciertas situaciones. Aburrido y conformista, sí, pero a veces es sencillamente todo lo que uno podría querer.

¿Qué haces cuando tú estás bien pero los que están a tu alrededor no, y no sabes cómo ayudarlos sin perjudicarte a tí mismo y a todos en consecuencia? Un montón de factores influyen en ese tipo de situaciones, pero a la larga todo se limita a la naturaleza humana, que sencillamente nos otorga la increíble y nada envidiable capacidad de crearnos dificultades. Además, es como si los problemas del pasado también recordaran que tienen una labor, y es fastidiarte la vida.

Sí, la vida es una cosa complicada.

lunes, 3 de agosto de 2009

Consejo

De mí... para mí.

A veces las cosas simplemente se las arreglan para complicarse. Es como ir un día caminando por la calle, y que de repente un montón de cosas te sucedan, te hagan estrellarte de cabeza contra el suelo, y te saquen de tu ignorancia. Te hagan ver lo que hay a tu alrededor. Te hagan tomar aire profundamente, apretar los ojos y decir “ok, tengo que poder con esto”. Pero no todo es tan sencillo. No hay una llave que, con sólo desearlo, te abra todas las puertas. O te permita dar regresar al pasado. Las cosas tienen una razón… pero generalmente eres tú, y otras personas quienes la dan. ¿Y qué pasa cuando te enteras de que es tu culpa? O cuando, por el contrario, lo que ocurre no depende de ti y debes quedarte del otro lado mirando, con el corazón en una mano, cómo son las personas que te importan las que se ven implicadas.

Nadie dijo que la vida era fácil. Puedes durar horas y horas girando alrededor del mismo tema. Días, meses, años y décadas. Nunca tendrá conclusiones definidas. Del mismo modo, nunca encontrarás soluciones para algunas cosas. O al menos, no del modo que tú esperas. Y hay que aprender a vivir con eso. ¿Qué pasa cuando te das cuenta que las personas que hicieron parte de tu vida pueden estar mejor sin ti? Aprende a vivir con ello, con el consuelo de que esas personas estarán bien. Y seguramente podrás estarlo, algún día. Porque las personas vienen y se van, pero dejan una huella en tu corazón. Y si esa huella es lo único que puedes conservar de ellas, aprende a sacar lo mejor de los recuerdos, y resígnate. Hay alguien más que seguramente necesita de ti. No importa si es alguien cercano, o tú mismo. Abre los ojos, mira a tu alrededor y prepárate para un día más en este mundo enloquecido y extraño. En el mundo del cual haces parte.