Desde que yo era pequeña, me enseñaron un interminable conjunto de reglas y normas de comportamiento a seguir, especialmente en un sitio de carácter público, como los centros comerciales… claro, esas son cosas a las que me he apegado, o al menos lo había hecho.
La chocoaventura que van a leer a continuación se remonta al mes de noviembre, el día 6 para ser más específica. Lo digo para que sepan que fue un jueves y por tanto NO, no había ingerido bebidas alcohólicas de ningún tipo. Simplemente fui con mi mejor amiga a ver la película ridículamente ñoña por excelencia, “Jaig skul miusical 3”, mejor conocida como “HSM3: Senior Year”.
Cabe resaltar, en primer lugar, que la sala estaba prácticamente vacía, pues apenas habían unas ocho personas además de nosotras dos, lo cual significó un eco terriblemente fuerte cada vez que ambas reíamos por cualquier estupidez, y en especial, cada vez que un “papacito!!!” salía de nuestros labios de un modo no muy discreto, frente a las apariciones de Zac Efron en pantalla, así que, a juzgar por el volumen de nuestras voces, no sería improbable que en la sala de al lado se enteraran de nuestra obsesión con el pobre tipo (que debo decir, está buenísimo).
De la trama de la película no hay mucho que decir… ya saben, es ñoña, cursi, ridícula, y todo lo que se puede esperar de la tercera parte de esta saga de Disney, así que no hay nada que decir al respecto. Sin embargo, al final de la película, empezó lo interesante. Nos quedamos observando los créditos –aprovechando los últimos minutos de Zac en pantalla grande-, aún cuando los demás se habían ido y las señoras que asearían la sala nos miraban esperando que las dejáramos hacer su trabajo, así que, entre bromas y risas, nos pusimos de pie y yo bajé las escaleras corriendo, imitando una de las escenas de la película, y al darme la vuelta, empecé a dar un “concierto mudo” dirigido a los espectadores inexistentes de la sala. María –mi amiga-, empezó a reír a carcajadas y bajó bailando pegada a las paredes, también imitando la película. Al final nos montamos un video tan grande las dos, que yo acabé acostada dándole puños al suelo y pugnando por respirar en medio de las carcajadas que dejaba escapar sin descanso. Les digo, el show fue tal, que las mencionadas señoras del aseo me miraban desde arriba preocupadas, y María no sabía qué hacer, pues tampoco podía contener la risa.
Una vez logramos calmarnos –tras quién sabe cuánto tiempo-, nos levantamos avergonzadas y vino el Síndrome Post Risa Colectiva, que consiste en estallar en carcajadas en cuanto se hace contacto visual con la otra persona, al recordar la ridiculez que provocó la risa antes. Y así salimos corriendo de la sala, en medio de risitas mal disimuladas. María se quedó comprando algo para comer, y yo bajé a la tienda de una amiga de mi madre para reclamar unas cajas de cartón que necesitaría para la mudanza. Ahora, imagínense la siguiente escena: Dos chicas jóvenes cargando cajas de cartón mientras recorren un reconocido y medianamente sofisticado centro comercial de Bogotá…. Sí, nada agradable en realidad.
Cuando salimos en del centro comercial, nos sentamos cerca de una de las puertas de acceso, prácticamente en el piso, a comer lo que María había comprado. Está de sobra decir que la gente que pasaba nos miraba intentando descubrir si habíamos ingerido alguna sustancia alucinógena o si en efecto éramos locas por naturaleza. Haciéndome la valiente, entonces me acosté sobre una de las cajas y me puse otra encima a modo de cobertor, mientras musitaba cosas a la gente que pasaba mirándonos con curiosidad. Ah sí, esa fue una de las tardes más divertidas de mi vida, no recuerdo haberme reído tanto antes.
¿Y saben qué? A pesar de la vergüenza que pasamos ese día, es agradable poderse reír de ello y saber que aún somos capaces de apreciar las cosas pequeñas de la vida. Pero creo que fue suficiente por un tiempo, mientras tanto, me aseguraré de comportarme como la gente decente y no alterar el orden público la próxima vez que visite un centro comercial… o al menos haré el intento.

4 comentarios:
Que vergonzoso(sobretodo por la pelicula), osea, Zac Effron es un modelo hueco!, se le ve en esa cara de loca que se manda, no se como te pudiste ver esa película(y mucho menos yo, que lastimosamente, también la vi T_T). En cuanto al centro comercial...Podría ser peor jajaja, pero tu lokura no tiene limites, parece
Ahí te ves, babosa desocupada(más desocupado yo que estoy escribiendo esto jajaja)
Hola... :D
pues como he habías anunciado la publicación de esta entrada, me tomé el tiempo de leerlo (no he tenido tiempo, pues me he dedicado todo el berraco día en arreglar los lentes de mi papá) y solo puedo sacar una conclusión: Qué desocupe tan berraco el tuyo...jajaja, ahh, y con respecto a lo de Juanes, me alegra mucho el hecho de que lo hayas alcanzado a ver pot tí misma -manque haya sido de lejos-...:)
Bueno, te dejo...sigo en mi ardua labor de reparación de lentes (desde la 1 de la tarde...).
D. Fonseca Cruz
wOw.
Primero.. ¿porqué 'chocoaventura'?. Qué risa.. la verdad es que cuando fuimos mi hermana, una amiga y -por supesto- yo no hicimos tonteras.. A pesar de que después no quería decirle an adie que fui a verla.. y somos unas tontas.. al final.. igual me gusta la música.. somos un par de ñoñas, acéptalo. Pero bueno..
La cosa es que.. me hubiera gustado ver eso.. y seguramnte me hubiera unido a la locura y me habría ahogado de risa.. pero qué va.. De verdad me alegra que seas así.. porque hay que darle alegría a la vida. Ser felices con coasa pequeñas.. tú sabes.. es lo mejor ;D
Y bueno.. yo seguiré con mis locuras.. al final no estamos tan lejos :O
Con eso de que hacemos las mismas estupideces.. claro.. yo me comporté.. xD.
Besos, pequeña demonia.
Wiiii tienes razón, no hay modo de negar que la película me gustó mucho... a pesar de verlos a todos cantar esa versión tan x de We're all in this together! xD
Pero es que no se puede negar que es la película más ñoña del mundo, o si?
Y lo de la "chocoaventura"... es una expresión que aquí se usa, y a mí en particular, me encanta xD
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