sábado, 16 de mayo de 2009

Français

Mayo 16 de 2009. Mi primer día de clases de francés. La verdad es que el curso empezó ocho días antes, pero para mí iniciaría hoy. Me recogerían a las 6 de la mañana en la portería, así que me levanté con cuarenta minutos de anticipación, y, entre alistar todo y medio arreglarme, estuve lista para irme dos minutos antes, así que tuve que llevarme medio desayuno en la mano. Como me habían apretado los brackets, tardé más o menos media hora en comer la tortilla con jamón que me había dado mi mamá, y llegué con el conductor a casa de mi prima. Ella tenía clases en la universidad a las 7 de la mañana en el centro de la ciudad, y las mías empezaban a la misma hora en el norte.

Le subí el volumen a mi iPod mientras esperábamos, y evité a toda costa mirar el celular para consultar la hora. Cuando bajó, fuimos a su oficina a recoger un recibo (que al final nunca encontramos), y salimos directo hacia la universidad. En el camino, ella me preguntó si tenía dinero para el descanso, y la verdad es que yo no llevaba nada encima. A ella se le había quedado la billetera, así que le pidió dinero al conductor, pero éste sólo tenía un billete de alta denominación, que sería imposible cambiar a esa hora. Ahí empezó todo… al llegar a la universidad entré con ella para ver si en la cafetería, comprando algo, le cambiaban el billete.

Una vez crucé la puerta de acceso, intenté memorizar mentalmente cada detalle del camino (incluyendo aquello de letreritos y salones), sabiendo que mi total carencia de sentido de la orientación me brindaría muchas oportunidades de perderme, incluso en un trayecto corto como aquel. Cuando vimos que no se pudo cambiar el billete, mi prima me dijo que me devolviera por donde había entrado, que el conductor me estaría esperando. Claro, no contó con que mi complejo Ryoga (Ranma ½) entraría en acción. Crucé un par de pasillos antes de admitir que estaba perdida y debía pedir ayuda a alguien. Cuando lo hice, logré salir y subir a la camioneta. Recorrimos rápidamente el trayecto y llegamos rápidamente a la dirección. Claro, el único problema es que no había nada ahí.

Bajamos a buscar el sitio a pie, (yo seguía evitando toparme con el celular, sabiendo que habían pasado de las siete), y al preguntar, nos dijeron que teníamos un pequeño error en la dirección. De vuelta en la camioneta, el freno de mano se trabó, y cuando por fin funcionó nuevamente, nos dirigimos rápidamente al lugar. Me bajé de la camioneta, me despedí con la mano y entré. Lo primero que se veía al cruzar la puerta era una mesa larga y detrás de ella, un computador, un montón de afiches y algunos libros y cuadernos organizados pulcramente. En lo demás no me fijé. Dos mujeres estaban sentadas allí y yo, aún agotada por la carrera anterior (buscando la dirección), pregunté por mi clase.

Todo habría sido perfecto entonces. De no ser porque no había ninguna Erika Melissa Ariza González registrada. Y Christian Ariza González no era precisamente mi nombre. Angustiada por los veinte minutos de retraso, pregunté qué podría hacer. Al verme así, una de las mujeres me prestó sus libros y me dijo que asistiera a clases, que ya podría inscribirme al salir. Luego me dijo que fuera al salón número tres, y me indicó que quedaba hacia el fondo, a la derecha. Pero claro, mi cerebro súper desarrollado no pudo procesar tales palabras, y acabé bajando por unas escaleras hacia la derecha. Una vez más me perdí, y llegué incluso a un patio que ni al caso.

Supe lo que eran las ganas de golpear mi cabeza contra las paredes, pero decidí que no tenía tiempo para eso. Me devolví a la recepción y me repitieron el comando. Esta vez llegué frente a la sala indicada. Golpeé tan suave que me pregunté si me habrían escuchado; pero pronto una mujer de rostro amable abrió y soltó un montón de frases en francés de la que sólo pude entender “¿Cómo te llamas?”, aplicando la lógica, y el concepto que había escuchado en alguna ocasión. Sin estar muy segura de lo que decía, respondí “Je m’appelle Erika”. Entré y me ubiqué entre dos mujeres mayores que yo, y sin embargo jóvenes, y saqué mi cuaderno nerviosamente mientras explicaba (en español, naturalmente) quién era y las razones por las cuales estaba allí. Ahí comenzó la clase normalmente, y lo demás es historia (?).

PD: Deux mille neuf (lo siento, esto es sólo para molestar a alguien xD)

jueves, 7 de mayo de 2009

Farsa

"Me encogí de hombros, dejando que las lágrimas corrieran libremente por mis mejillas. En el momento en que escuché sus palabras retumbar en mi mente, casi pude oír el sonido en mi interior: tan seco y duro, como si un hueso se hubiera quebrado. Tal vez en realidad algo se había roto, pero no sabía exactamente qué era, ni si podría restaurarlo alguna vez. Dejé que la debilidad de mis rodillas cediera, y caí contra el piso con un golpe ruidoso.

Ya no importaba. Había dejado de ser consciente de la realidad a mi alrededor, y sólo el pasado me daba vueltas en la cabeza, las imágenes golpeando mi mente con fuerza abrumadora. Sentí un extraño sabor en la boca, y descubrí que me había estado mordiendo el labio hasta que éste había llegado a sangrar levemente. Aflojé la presión de mis dientes, pero el sólo movimiento me llevó a proferir un sollozo lleno de dolor.

Entonces fui consciente que, de un momento a otro, el llanto cesó, y las sensaciones que antes corrían desenfrenadamente por mi cuerpo, ahora parecían reducidas a nada. Levanté la mirada y descubrí que había amanecido. Ahora podía comenzar mi farsa, la farsa para jugar a ser feliz. Acaricié mi nueva máscara imaginaria con una mueca de ironía, y esperé en silencio lo que vendría."


Jajaja ok, cada día salgo con una cosa que... Pero la verdad me hace demasiada falta escribir -desde esta mañana, tenía la mayoría de este escrito redactado en la cabeza, y ni siquiera como un prospecto, sólo me vinieron a la mente y ya-, y cada que lo hago, me salen estas cosas con tintes emo xD. En fin, espero más tarde publicar algo en el LiveJournal :)

lunes, 4 de mayo de 2009

My happy ending

"...En ese momento comprendí todo de golpe: lo que había pasado, lo que pasaba, y lo que pasaría. Mis ilusiones se fueron al suelo como empujadas por un yunque de toneladas y toneladas de peso. Esbocé una sonrisa rota y me dije que las cosas pudieron haber salido peor. Después de todo… me había preparado mentalmente para ello, ¿no? Bueno, tal vez un día eso sí sirviera de consuelo.

Me quedé en silencio unos segundos, tratando de asimilar todos los sucesos, y comprendí que así serían las cosas, y no había nada que yo pudiera hacer para cambiarlo. No de momento, y quizás jamás. Me encogí de hombros y decidí que, mientras más pudiera disfrutar el momento, más recuerdos tendría para atesorar. Aunque anhelaba con todas mis fuerzas regresar al pasado y cambiar las cosas, intenté decirme que las cosas tenían una razón, que todo pasaba por algo y que sería señal de cosas nuevas por venir. Intenté saborear el momento, e incluso lo logré. Luego… bueno, estoy aquí, con un sentimiento indescriptible… fusión de alegría por los recuerdos, duda por la sospecha, y dolor por la pérdida. Seguramente un día todo será distinto; sí, tiene que haber algo más. Ese es mi final feliz".


Jajaja 5mentarios (?), sólo diré qu, para variar, esto me salió en unos tres o cinco minutos, algo así. Ahí se ven.