domingo, 22 de agosto de 2010

Difícil

¿Por qué es tan difícil abrir la boca, o mover los dedos? Sólo implica unos cuantos movimientos musculares a los cuales estamos ya tan habituados. Sólo se necesita decir los pensamientos que pasan por nuestra mente... quizá no todos, especialmente cuando no se centran en uno sólo durante mucho tiempo, sino que empiezan a saltar de uno en uno a una velocidad que supera nuestra capacidad de asimilarlos todos. Pero es al menos perfectamente posible sacar algunos, con la persona adecuada, y en el momento preciso... mejor aún, en el momento necesario. ¿Qué tiene eso que a veces parece tan imposible, tan lejano?

¿Por qué limitarse a ahogar gritos de frustración en medio de lágrimas rebeldes, furiosas, tristes...? ¿Por qué darse una y otra vez razones para odiarse a sí mismo? ¿Por qué, aún frente a la más grande y fuerte razón de todas, seguir siendo incapaz? ¿Por qué no poder hacer una de las cosas más elementales, aún cuando se tienen todos los elementos para llevarla a cabo? ¿Cómo luchar contra la propia estupidez? ¿Cómo hacerse merecedor de los sentimientos de los demás? Quizás de hecho el tener tal actitud es una señal pura de que no se está hecho para amar. Quizás las esperanzas de ser algo más no pasan de ser algo estúpido y banal. Dicen por ahí que el amor no es para todas las personas... tal vez tengan razón, y ese privilegio se limite a los seres humanos que saben comunicarse, que saben amar... Tal vez, en vez de intentarlo con muchas fuerzas, y quejarse de sí mismo el doble, es mejor aceptar las condiciones en que se encuentra, es mejor aceptar que no todos nacieron para amar.