Gracias.
Gracias por estar ahí. Por aguantarme cuando ni yo misma soy capaz de hacerlo. Por animarte a hablarme para salvar esto aún cuando a veces no soportamos a nadie. Por compartir tantas cosas. Por perdonar mis embarradas. Por mostrarme tu apoyo. Por preocuparte por mí. Por ser la única persona a mi lado cuando lo demás se desmoronó. Por conocerme. Por explicarme pacientemente. Por ser la única sincera cuando los demás hablaban a mis espaldas. Por tus consejos. Gracias por entenderme. Gracias por las risas, sonrisas, lágrimas, recuerdos, malas miradas y abrazos.
Gracias por las palabras y el “ocohate”, por las explicaciones de álgebra, cálculo, química, programación… Por ayudarme a no permitir que esto se dañara cuando ambas soñábamos con tener para cada una algo que a la larga no era para ninguna de las dos. Por cada guía, libro y documento escaneado. Por escucharme cuando no podía más con todo y te hablé durante largo rato de lo que me pasaba. Por no juzgarme por mis errores. Por creer en mí. Por crecer conmigo y darme un poquito de tu madurez. Por disculpar mi ignorancia cuando no hacía más que mirarte en silencio sin saber cómo actuar. Por ofrecerme un hombro donde llorar. Por las cartas, las fotos, los regalos de 15 dados a lo largo del año. Gracias por las idas a cine. Por las carcajadas en el suelo de la sala de gran estación. Gracias por aceptarme de integrada después de las fiestas, y de paso, antes del ICFES (jajaja). Por el kame hame ha. Por sacar a la niña extraña que hay en mí (?). Por mostrarme que la amistad SÍ existe. Por recomendarme canciones. Por contarme películas de las que no tenía ni idea. Gracias por hacerme reír a carcajadas con el “no, no, no, no, no pofavoo”. Por ver conmigo todas las películas malas que nos ha tocado, así sea para burlarnos después. Y gracias por ese millón de cosas que falta por mencionar, y las que aún no llegan. Te quiero mucho.
viernes, 11 de septiembre de 2009
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)
