sábado, 28 de febrero de 2009

Una más de la colección

Una palabra puede destruir mil momentos, mil recuerdos, mil sensaciones, mil emociones, mil miradas. Puede clavarse profundamente en el corazón y desembocar en un dolor indescriptible, oscuro, infinito. Es como sentirlo todo y nada a la vez, como si los sentimientos escaparan del cuerpo y dejaran un recipiente vacío, insensible. Muerto.

Una palabra puede corregirse, pero una vez dicha, para bien o para mal, deja cicatrices imborrables, una huella en el pecho que puede llegar hasta lo más fondo del alma. O puede ser superficial y vana, llena de mentiras y falsedad. Pero tal vez hiera del mismo modo que las que son expresadas con la mayor sinceridad.

Las palabras pueden expresar el comienzo de un nuevo futuro, lleno de esperanza, o anunciar el punto final a un pasado y un presente, mostrando los restos de lo que ya no podrá ser, y arrasando a su paso con el halo de luz que iluminaba una vida.

Y sin embargo, una palabra, una sola palabra, puede ser el primer paso para la reconstrucción de algo, para el nacimiento de una nueva verdad y un bálsamo para las heridas. Puede regresar la sensibilidad al cuerpo, y la vida al alma. Una sola palabra puede ser la raíz del convencimiento de que las cosas sí pueden cambiar.


Bueno people, ahí tienen un escrito más, tal vez más emo que los anteriores, ¿quién sabe? Yo solo digo que no releí eso, y no creo q tenga cerebro para corregirlo, así que ya doy por hecho que entienden q eso seguramente tiene muchas fallas.

Vemos.